jueves, 24 de febrero de 2011

Besos a navajazos

I.
Las horas contigo. Sangran. Cortan mis entrañas. Has secado. Mis pupilas. Mis labios. Mi sexo. No respires. Comida podrida. Perro atropellado. Viciaste. El aire. ¡Apesta!. Aléjate. Tu voz. Pastosa. Se pega. A mis pies. Estorba. Mis pasos. El calendario. Sofoca. A Esta. Flor marchita. Abatida. Congelada. Muerdo. Tu nombre. Tus muertos. Fastidio. De pelos lacios. Eternos. Yemas venenosas. Ladrillos de palabras. Mi alma. Desamparada. Grita. Tengo hambre. De soledad. Evapórate.

II.
Es un vicio, una adicción, un sinsentido, eso que me mantiene a tu lado. ¿Destino? Já, dices que es el destino. El destino no existe, incrústalo entre tus orejas llenas de sebo. Lo único que existe, es esta realidad masoquista que niegas a ver porque te tapas los ojos con tus manos de cerdito. ¿Tampoco escuchas? Ya te dije que me secreteo con la muerte y le pido que ponga sus labios fríos muy cerca a mis latidos. Esos débiles latidos que necesitan el dolor para encender esta maquinaria. Hierve la sangre y me transforma. Una corderita lista para el sacrificio a la que puedes desollar viva.

III.
Y otra vez las miradas de lava, los besos a navajazos. Hasta la próxima.

2 comentarios:

Akaki dijo...

Me gusta mucho el ritmo que tiene el (I) y a la vez cortante...

un saludo!

DINOBAT dijo...

A como de lugar...